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martes, 23 de junio de 2015

miércoles, 17 de junio de 2015

Leonardo Henrichsen: De una cómoda butaca al frío suelo de la calle.

Hace más de 39 años, el camarógrafo argentino Leonardo Henrichsen tomaba un grato desayuno en el inolvidable Hotel Crillón de Santiago, mientras leía los abundantes diarios de todas las tendencias que entonces existían en Chile, bajo Salvador Allende. Era una situación política muy distinta a la que se vive desde hace casi cuatro décadas. 
El desayuno de Henrichsen fue alterado por ruidos estruendosos, raros, como el que hacen los tanques y, tratándose de un corresponsal extranjero que cubría la situación político-social en Chile, salió a indagar y a registrar en su cámara Eclair 16 mm qué estaba ocurriendo en calle Agustinas, entre Morandé y Bandera, exactamente a una breve cuadra del desaparecido hotel. Alcanzó a filmar dos minutos, porque los militares le dieron muerte ipso facto. Incluso. registró en su cámara a quienes lo mataron; pero, a pesar de existir imágenes de hombres disparándole, estos fueron identificados 30 años después.
El camarógrafo no alcanzó a enterarse que estaba produciéndose un intento de golpe militar contra Salvador Allende, el 29 de junio de 1973, una suerte de ensayo digitado desde la sombra por la organización facistoide Patria y Libertad y otros civiles de la extrema derecha, que sacaron a las calles los tanques del Regimiento Blindados N° 2, de Santiago, al mando del coronel de ejército Roberto Souper Onfray, que ni siquiera alcanzó a estar preso, porque el golpe definitivo acaeció 72 días después, el 11 de septiembre, y este oficial se convirtió en una suerte de héroe castrense.
Entre cientos de efectivos militares disparando por las calles se encontraba el asesino del periodista, el cabo segundo del ejército Héctor Hernán Bustamante Gómez, al mando de una patrulla transportada en un camioncito blanco, que se estacionó en Agustinas y Morandé. El asesinato de Henrichsen quedó en la más absoluta impunidad, porque la justicia estimó que el delito había “prescrito” y no fue asimilado a los crímenes de lesa humanidad que, según los cánones legislativos y judiciales, sólo se cometieron a partir del 11 de septiembre.

Comunicado de Prensa Ripley S.A. "El fin de una era"

Cocina internacional

El hotel, que contaba con todos las comodidades de un moderno recinto, se caracterizaba por su esmerada atención, a cargo de camareras expertas. Comedores amplios y bien decorados, tanto cerrados como al aire libre, en donde se servía comida francesa e internacional, eran valorados por el público exigente como la mejor opción para un encuentro. En su salón de té se reunían más de 600 personas al día.
Faisán o venado eran parte de las exquisiteces que ofrecía su cocina una vez por semana. Entre sus chefs destacó Carlos Aranda, quien difundió por entonces la comida típica chilena en Europa, cocinando para grandes personalidades de la época, como el Presidente estadounidense Eisenhower o el mismísimo Cantinflas.

Fama, euforia y un dibujo

Ilustres figuras del cine durmieron en sus camas, como Gary Cooper y Clark Gable. Euforia despertó el galán de "Lo que el viento se llevó" en la calle Agustinas, donde la multitud agolpada obligó al corte del tránsito. Conocida es la anécdota del destacado periodista Tito Mundt, quien con el fin de obtener la primicia noticiosa se hizo pasar por botón del hotel. Durante su estadía, el actor requirió extremas medidas de seguridad, para evitar que las fans se colaran en su habitación. Para salir del hotel, debía hacerlo disfrazado y por una puerta trasera. El dibujante Coke, sin embargo, logró que le posara para un retrato.

sábado, 13 de junio de 2015

La Chica del Crillón. J.E. Bello



Joaquín Edwards Bello 

Su producción literaria fue vastísima y muy variada, desde el naturalismo de sus primeras obras, pasando por la crítica impresionista de sus cuentos y crónicas, hasta sus aventuras vanguardistas en el París de entreguerras, entre ellas la publicación de Metamorfosis, libro de poemas de inspiración dadaísta y ultraísta, firmados con el seudónimo Jacques Edwards. Pero la constante en la obra de Edwards es su espíritu nacionalista, que se expresa en su publicación El nacionalismo continental de 1925, en la que explica la ascendencia e identidad común americana a partir de nuestra herencia hispana y la visión que despliega sobre diversos temas de su tiempo a través de sus crónicas, algunas de las cuales fueron recogidas en Mitópolis por Alfonso Calderón", se dice enMemoria Chilena

Joaquín Edwards Bello se inspiró precisamente en el Hotel Crillón para plasmar la realidad de la crisis de los años 30 en una de sus novelas más reconocidas "La chica del Crillón". 
En esta obra podemos relacionar la "Gran Depresión" con los valores de la alta sociedad de ese entonces, la vergüenza de las familias acomodadas o incluso el miedo de ser pobres, la arrogancia y la lucha de clases sociales.
La chica del Cillon
La estupenda novela de Joaquín Edwards Bello, narra las desventuras de Teresita Iturrigorriaga, una muchacha “bien”, venida a menos, luego de que su padre viudo vende unas minas y queda arruinado. De un palacete en Calle Dieciocho debe emigrar a la Calle Romero, rodeada de cités y conventillos. Esta infortunada situación no impide que la joven aún frecuente el elegante Hotel Crillón, lugar en que se dan citas los nuevos y viejos ricos, vitrina de señorones y siúticos dueños “de la plata y el desplante”


A continuación dejaremos un enlace con la novela del escritor anteriormente mencionado, para deslumbrarte con el Chile de aquella época. 

La chica del Crillón

Crisis años 30 Chile


Familias completas víctimas de la cesantía 1930
El panorama económico chileno se complementaba con una industria del salitre cuyo principal cliente era los Estados Unidos, lo cual profundizaba la dependencia chilena de la economía mundial y de los mercados globales, amén de los estragos que produjo la aparición del salitre sintético, disminuyendo brusca y drásticamente la venta de la principal fuente de riqueza del país en esos tiempos.
La crisis económica mundial de 1929 hizo remecer a la economía chilena, ya que resintió a todas las actividades productivas,  afectando los ingresos fiscales y las divisas.
Chile fue uno de los países más golpeados por esta crisis, sobreviniendo entonces la paralización de faenas, la cesantía y las quiebras. Se produjo una intensa agitación política y social contra el Presidente Ibáñez, quien renunció en julio de 1931, sumiendo de paso al país en un período de gran anarquía nacional.
Sin embargo, todo ello se desplomó abruptamente, a partir del 29 de octubre de 1929, cuando se produce el desplome en la Bolsa de Valores de Nueva York, dando paso a la Gran Depresión, que afectó profundamente la economía mundial, durante los años siguientes.
Ollas comunes en 1932
La doble dependencia que la economía chilena tenía del mercado mundial (los préstamos foráneos y la venta del salitre) causó que nuestro país se viera fuertemente remecido por la crisis de 1929, puesto que el brusco descenso de la demanda de salitre generó una escasez de fondos que impidió a Hacienda pagar las cuotas relativas a los empréstitos comprometidos en el extranjero.
La sociedad chilena se vio fuertemente sacudida por el impacto de la crisis. Miles de cesantes recorrieron las calles de ciudades y los campos; cientos de obreros salitreros volvieron sin esperanza y recursos desde el norte. En Santiago, el gobierno a través de los Comités de Ayuda a los Cesantes debió alimentar y albergar a miles de familias; las ollas comunes proliferaron en los barrios, y mucha gente terminó viviendo en cuevas en los cerros aledaños a la ciudad.

lunes, 13 de abril de 2015

Carolina Geel: Asesinato en el Hotel Crillón


Catorce años después, en 1955 en el mismo hotel Crillón, otra escritora María Carolina Geel, sacaba su pequeña Browning para dispararle al cronista deportivo y funcionario de la Caja de Empleados Públicos y Periodistas, Roberto Pumarino Valenzuela. Éste había enviudado hacía sólo dos meses, pero decidió casarse con otra mujer en lugar de hacerlo con la escritora, que había sido su amante durante ocho años. María Carolina no le perdonó esta deslealtad y le vació en el cuerpo los cinco tiros del cargador. No tuvo tanta suerte como María Luisa. Pumarino murió dejando huérfano a un niño de 6 años. La autora de El mundo dormido de Yenia y Extraño Estío, fue condenada a prisión donde escribió la más exitosa de sus novelas, Cárcel de mujeres, que fue reeditada hace algún tiempo.

María Luisa Bombal, Crímen a sangre fría en el Hotel Crillón


En enero de 1941. María Luisa estaba en Viña del Mar, cuando vio en un diario la noticia del regreso a Chile, desde los Estados Unidos, de Eulogio con su esposa. La imagen de la felicidad de ellos se la hace intolerable. Viaja a Santiago. La tarde del 27 de enero de 1941 entra al Hotel Crillón, donde pide un cointreau y escribe una carta para Eulogio, que no termina. Poco antes de las cinco abandona el Hotel. Por desgracia, en ese mismo momento, él va saliendo de un edificio. Ella lo sigue, lo llama, él no responde. Entonces ella saca del bolso una pistola y le dispara tres balazos. Se lo llevan en un taxi a la Asistencia, cuando le informan que la culpable fue María Luisa Bombal, Eulogio se muestra extrañado. "¡Pero si hace tantos años que no se de ella!" -dice.
Eulogio no se querelló e hizo lo posible para aminorar la culpa de María Luisa. Gracias a esto, y a los informes médicos que indican que actuó en un estado de privación de sus facultades mentales, la justicia la absuelve el 15 de julio de 1941, sentencia que aprueba la Corte de Apelaciones de Santiago, el 21 de octubre de mismo año.

Historia de un Hotel 5 estrellas





Construido entre 1917 y 1919 el edificio del Hotel Crillón, hoy transformado en galería comercial, fue en su origen residencia de la familia Larraín García Moreno. Bautizado primero como Hotel Savoy, el Crillón fue conocido en todo el continente. Sus elegantes salones fueron, en los años 30, epicentro de recepciones sociales, mientras que en su famoso bar se reunían diariamente los habitué (exclusivamente hombres) que ya contaban, en algunos casos, con su propia casilla de correo en el lugar. "Era muy apreciado su grill, donde los hombres iban a tomar el aperitivo. Muchos iban todos los días, en la mañana y en la tarde. Cuando más concurrido estaba era los sábados por la mañana", cuenta el banquero don Germán Hevia, uno de sus clientes en la década de los 40.


El hotel, que contaba con todos las comodidades de un moderno recinto, se caracterizaba por su esmerada atención, a cargo de camareras expertas. Comedores amplios y bien decorados, tanto cerrados como al aire libre, en donde se servía comida francesa e internacional, eran valorados por el público exigente como la mejor opción para un encuentro. En su salón de té se reunían más de 600 personas al día.
Faisán o venado eran parte de las exquisiteces que ofrecía su cocina una vez por semana.
En esas calles se concentraban los cafés y bares que más frecuentaban los literatos de la ciudad. Mariano Latorre, Oreste Plath, Ricardo Latcham y Tito Mundt eran asiduos del café Santos, donde servían de té de hojas remojado y una panera con varios tipos de galletas de agua. Cuando la Confitería Torres estaba en Ahumada, era posible ver a Rubén Darío tomando once en una de sus mesas. En su ruta también estaban el café Papa Gage y el Tea Room, ubicado en el cuarto piso del Gath y Chaves, la primera tienda por departamentos que hubo en Chile.



Ahumada y Huérfanos eran el epicentro. Una tarde cualquiera, era posible ver a escritores entrar a un elegante salón de té o a María Luisa Bombal en la esquina de Ahumada con Agustinas saliendo del Hotel Crillón, el primer cinco estrellas que tuvo Santiago.


La familia Cousiño es otro tradicional "vecino" del centro de Santiago. El ex Hotel Crillón es su propiedad más emblemática, y que hoy está justamente en el centro de la guerra del retail. ¿Por qué? Tras vencer el contrato de arriendo en ese lugar -en la concurrida esquina de Agustinas con Paseo Ahumada- con Falabella, Ripley se quedó con esa plaza, donde inició un plan de remodelación y ampliación del espacio destinado a la tienda.


Edificio Crillón